LA ASTROLOGÍA Y LOS NIÑOS
Natalia G. Costa (AstroNostrum) 2015
Trabajando con los niños
descubrí que importante es respetar sus tiempo, su desarrollo sin
juicio, incentivando su independencia, su creatividad, con amor,
empatía, compasión, y alegría. Y la astrología me dio una explicación a
lo antes dicho, le dio sentido. Un niño nace y comienza un aprendizaje
de sí mismo, el que respeto profundamente. Un padre solo puede hacer una
cosa, darle amor, y nada más, hacerlo sentir maravilloso, y responder a
sus preguntas y nada más a lo que pregunta, otra cosa, seria
sobreprotegerlo, invadirlos, controlarlos, manipularlo, cortarle el
proceso de florecimiento de sí mismo.
Un
padre solo puede ver la maravilla de su energía desarrollándose y
acompañarlo, para luego soltarlo, y nada más. Y muchas veces por amor y
el miedo a que sufran no los dejamos ser ellos mismos. No los dejamos
caer, que es su manera de conocer sus límites, no los dejamos comer
tierra o llevarse un juguete a la boca, que es su manera de conectarse a
este mundo de formas gustos, sabores, y es su manera de calmar la
ansiedad. No los dejamos gritar y tener un berrinche cuando sienten
frustración y descubrir por ellos mismos que eso es necesario y se puede
hacer de otra manera, no los dejamos sacar la rabia afuera y se la
tragan, sintiendo que eso que es, es malo y a mama no le gusta. Y no
aprende de ello, no la saben gestionar. Mejor dicho no les dejamos que
aprendan, y que descubran otras maneras, su manera.
Les
llenamos la vida de eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca, y
ellos podrían enseñarnos a nosotros mismo una manera que nunca se nos
hubiese ocurrido, pero en lugar de eso, les cortamos su creatividad y
les inyectamos, nuestros miedos, nuestros mandatos, que ni siquiera son
nuestros mandatos son inyecciones de miles de generaciones, mandatos
caducos que nos cortan la creatividad y la conexión a nosotros mismos.
Hoy por hoy te diría que no los eduques, disfrútalos, y deja que ellos
te eduquen a tí. Dedícate a tí, porque ellos te necesitan feliz, y
dedícales un tiempo y sobre todo no mezcles esos dos momentos.
La
infancia pasa muy rápido, como para estar pendiente de quien será
cuando sea grande, será lo que tenga que ser, no ocultes tus enfados, tu
tristeza porque la vida está llena de ellos, si vos lo vivís con
naturalidad, ellos también. no te enfades cuando no hagan caso o tengan
arrebatos de ira, compréndelos, comprende que tendrán que hacerlo de esa
manera hasta que maduren ese Marte, ese Saturno, déjalo que lo expresen
no es malo, es sano, para aprender a caminar tendrán que caerse muchas
veces, para aprender a entender los límites de sí mismo, tendrán que
enfadarse mucho, y gritar y patalear, pero no les quites tu amor, tu
aceptación, entiende el proceso maravilloso que ocurre en ellos, su
dolor, su frustración, ya eso es demasiado como para que mama se enfade y
rechace mi energía, mi aprendizaje.
Nunca
le hables mal del otro padre, porque estás hablando mal de ellos
mismos, y los haces sentir no queridos e inseguros. Déjale su espacio,
respétale su intimidad. Ellos son diferentes, únicos e irrepetibles
déjalos ser diferente, que vivan su diferencia como algo normal y no
como un error en ellos. Déjalos llorar, déjalos reír, déjalos
ensuciarse, déjalos en paz, crecer descubrirse, ser ellos mismos. Y no
los juzgues porque ellos saben más de ellos mismos que tu. Esto
lo comprendí estudiando mi Carta Astral, y no la de mi hijo, y me di cuenta
que la mejor manera de ayudar a mi hijo es conocerme a mí misma, conocer
la circulación energética en mí, y dejarlo ser, amándolo tal y como es.
Primero
los padres tenemos que comprender que ellos son más sabios que nosotros
y aprender de ellos. Los niños nacen sabiendo que hay que hacer. Saben
cuándo dormir, cuando comer, cuando llorar, y cuando parar de llorar,
cuando reír y lo hacen sin culpa, lo hacen naturalmente. Saben que si
les duelen las encías tienen que morder algo, da igual si está sucio o
limpio, saben que si están enfadados lo pueden expresar para sanarlo.
Los
adultos no nos tomamos tiempo para sentir, para descubrir que
necesitamos, quienes somos y queremos enseñar a los niños cuando ellos
nacen con su propia sabiduría y cortamos su propio aprendizaje.
Si
te cuestionas como eres, si estás perdido y nada tiene sentido respeta
eso, e inicia tu propio viaje de reconocimiento, es maravilloso,
doloroso y la mejor ayuda para tu hijo.
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